En la ciudad de Cipolletti, ubicada en el corazón de la provincia de Río Negro, Argentina un desafío ambiental surgió de infraestructura cloacal existente. La Planta de Tratamiento, un complejo de lagunas diseñadas para reducir la carga orgánica de las aguas servidas, se convirtió en el foco de una problemática que afectaba la calidad de vida de sus ciudadanos.

Desafío

Las lagunas anaeróbicas, aunque eficientes en el tratamiento de aguas residuales, liberan gases como el metano y el hidrógeno sulfurado. Este último, conocido por su olor fuerte y desagradable, se filtraba en el aire e invadía las áreas circundantes y provocando las quejas comprensibles de los vecinos.

Solución

La respuesta a este desafío fue tan ingeniosa como efectiva. Se decidió instalar una cubierta flotante sobre la laguna primaria de alta carga. Esta membrana de polietileno de
1,5 mm de espesor no solo cubrió la superficie de la laguna, sino que también selló los bordes para evitar la fuga de gases.

Alrededor del perímetro de la cubierta, se instaló una cañería colectora como técnica de contención para capturar los gases del proceso anaeróbico. Estos gases fueron conducidos a un quemador, estratégicamente ubicado lejos de las viviendas, para asegurar su combustión continua sin afectar a la población.

Impacto

El proyecto fue un éxito rotundo. Los olores que una vez plagaron la ciudad fueron significativamente reducidos, devolviendo la tranquilidad a los residentes. Los habitantes de Cipolletti pudieron respirar aliviados, sabiendo que su entorno estaba libre de los malos olores que antes los acosaban.